Sin lugar a duda, una de las experiencias de carácter transformacional mas importante por las cuales pasé fue el aprender a ser mas flexible y menos rígida.

Cuando observamos a una persona que tiene mucha facilidad de adaptarse a diferentes ambientes, de convivir con personas muy distintas en gustos, intereses y personalidad, usualmente lo asociamos a juicios negativos sobre esa persona. A veces les llamamos arribistas, hipócritas, engañosas, etc.

Pues permítanme contarles que este mundo, que cambia a gran velocidad, demanda de personas que tengan características como esas… Que dependiendo de la circunstancia que enfrenten, logren sacar la carta que necesitan.

Yo solía decirme a mi misma: No puedo, ¡yo soy así! Desde ese momento, con esas palabras, ya estaba declarando que entonces no podía ser de otra manera. Ese es el primer paso, observar los pensamientos que sostienen esa manera de ser y luego definir si limitan tu crecimiento, si te acercan o te alejan de lo que quieres lograr.

Las personas con las que te relacionas serán diversas, tus clientes serán distintos por lo tanto tendrás que estarte adaptando constantemente.

A esto llamamos el arte de la flexibilidad…

Algo esencial para desarrollar la flexibilidad es aprender a renunciar a nuestras justificaciones, esas creencias que sostienen ese enfoque rígido. Este es un proceso que cuando aprendes a dominarlo, te enteras de que nunca se detiene, pues los cambios que te funcionan hoy seguro no te funcionarán mañana.

Ahhh… Y ahora que estas leyendo… Seguro ya empiezas a asociar muchas historias de éxito con esta característica. Porque si, te aseguro que las empresas que logran sobrevivir muchos años son justamente las que se anticipan y adaptan al cambio.

El efecto positivo de este modelo “camaleónico” no solamente es a nivel empresarial, sino también en tu vida personal.

Observa las circunstancias y actúa en consecuencia.

Un abrazo,

Karla de TOP Consulting.