Desde hace unos años el término “Power Dressing” ha tomado bastante fuerza para definir el estilo, darle carácter a la mujer ejecutiva y poner en perspectiva su liderazgo.

A partir de los años 80 cuando las mujeres intentaban abrirse espacios en ambientes destinados exclusivamente para hombres, esta vestimenta, apoyada específicamente en un traje sastre de dos piezas le daba ese aire de masculinidad que buscaba.

La imagen es percepción y es poder. Muchas veces asociamos el tema de la vestimenta a banalidades, cosas superfluas o frívolas. En este caso del que hoy les hablo, el “Power Dressing” destaca atributos como la seguridad, credibilidad, competencia e inclusive según los elementos que seleccionemos nos puede hacer ver distantes o cercanas.

La tendencia actual demanda de un estilo de liderazgo horizontal que promueva la participación de sus colaboradores, lideres cercanos y no inalcanzables como sucedía antes. En función de ello también se adapta tu vestimenta. Por lo tanto, de mensajes como ese, dependerá si decides utilizar una chaqueta mucho más estructurada y ajustada al cuerpo o un estilo ochentero que te de ese aire de autoridad, pero con un toque de jovialidad y cercanía.

Con el uso de los colores también puedes lograr el balance que buscas o inclusive darle más fuerza a tu imagen si te atreves a combinar estampado en la prenda superior e inferior.

Otro elemento que se utiliza en el “Power Dressing”, es combinar prendas de bajo costo con otras de mayor costo para darle carácter de distinción a tu atuendo final.

Utiliza esta herramienta para alcanzar tus objetivos, porque si tu crees que es imposible juzgar a alguien por su ropa, la realidad es que, si podemos, lo hacemos, y de hecho es imposible no hacerlo.

Un abrazo,

Karla.